Red Seguridad 103
red seguridad cuarto trimestre 2023 3 editorial La compañía OpenAI lanzó hace ahora cerca de un año su chatbot de inteli- gencia artificial (IA) generativa ChatGPT. A partir de su lanzamiento, esta tec- nología se ha ‘democratizado’ y hecho accesible a toda la población, además de poner en órbita a otras muchas soluciones similares. No en vano, los gigan- tes tecnológicos están a la carrera por ofrecer herramientas de este tipo que sean todavía más ‘listas’ que las de sus competidores. Las aplicaciones de IA no son ni mucho menos nuevas, si bien la irrupción del chat de OpenAI ha promovido su uso extendido y está dando lugar a una competición por lanzar nuevas soluciones y encontrar un modelo de mercado sostenible con ellas. Sin duda, la IA está llamada a cambiar en parte este mundo en muchos sentidos, pues tiene innumerables aplicaciones. Es positivo, además, que su generalización para el desarrollo de soluciones y servicios tecnológicos haya dado lugar al debate sobre sus riesgos y efectos. De hecho, la Unión Europea puso ya en marcha hace años su maquinaria legislativa para hacer frente a los retos que plantea para la sociedad. Entre otros, es necesario hacer frente a cuestiones relacionadas con el uso de la IA como la dependencia de esta tecnología, dilemas éticos, su utilización para manipular a la población o los riesgos de seguridad. En relación con esto último, la industria de la cibersegu- ridad ya está comprobando cómo los ciberatacantes están aplicando IA para sus acciones maliciosas, lo cual está dando también lugar a soluciones más avanzadas. Una de las cuestiones preocupantes es que, en tan solo un año, la aparición de aplicaciones de IA ha sido exponencial y además, están evolucionando a un ritmo sorprendente. Se trata pues de una tecnología cuyo desarrollo no solo será constante, sino cada vez más rápido y descontrolado, lo cual provocará incógnitas sobre su uso que probablemente aún no nos hayamos planteado. De ahí que uno de los interrogantes actuales sea si conviene frenar e incluso replantear las bases del desarrollo de la IA. Algo similar ha sucedido en oca- siones precedentes con otras tecnologías, pero resulta complicado poner lí- mites efectivos a largo plazo a la IA frente a las amenazas que plantea porque su desarrollo avanza a un ritmo imparable. Las bases de ese control se están poniendo ya, pero quién sabe por cuánto tiempo mantendrán su vigencia. El año de la inteligencia artificial El desarrollo de la IA no solo será constante, sino cada vez más rápido, lo cual provocará incógnitas sobre su uso que probablemente aún no nos hayamos planteado
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