Red Seguridad 094
32 red seguridad tercer trimestre 2021 servicios esenciales monográfico ción de esta en el esquema conjunto de la ciberseguridad, suponiendo un método para atajar la rápida evolución de las ciberamenazas y un factor clave para aumentar la capacidad de gestio- nar las alertas de forma temprana. De esta forma se permite la anticipación del Estado frente a las acciones de potenciales adversarios en el dominio cibernético. Por último, en esta última Estrategia Nacional destaca la integración de las comunidades autónomas y las entida- des locales y privadas mediante la in- troducción de los diferentes equipos de ciberseguridad y gestión de incidentes (CSIRT) como recursos útiles en la pron- ta respuesta ante ciberamenazas. Conclusiones Las capacidades ofensivas en el cibe- respacio han llegado para quedarse. Su empleo para respaldar la disuasión tiene abiertos varios frentes de debate. El pri- mero surge de la tensión entre su lega- lidad y su eficacia ante los riesgos que supone. A diferencia de otros dominios, el uso de la guerra en el ciberespacio ca- rece, por el momento, de una regulación internacional. Para poder garantizar un marco le- gítimo en el uso de medios defensivos contra una amenaza, hay que garantizar que se dispone de la capacidad técnica necesaria para su correcta detección, identificación y neutralización en un margen de tiempo reducido. estratégicos y unas líneas de acción orientadas a la consecución de los obje- tivos establecidos. Así, se desarrolla una estructura orgánica de la ciberseguri- dad, bajo la dirección del presidente del Gobierno, compuesta por tres órganos: el ya existente Consejo de Seguridad Na- cional y los nuevos Comité Especializado de Ciberseguridad y el Comité Especiali- zado de Situación. En este punto, la seguridad en el ci- berespacio va adquiriendo una impor- tancia cada vez mayor conforme pasan los años. Los avances implementados por la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 y la Estrategia Nacional de Ci- berseguridad del mismo año se conso- lidan mediante la Estrategia de Seguri- dad Nacional de 2017, la cual fija como objetivos y líneas de acción orientar la acción del Estado a un modelo integral de gestión de crisis. Todo ello con la in- tención de promover una cultura de se- guridad nacional, de favorecer el buen uso de los espacios comunes y globales para impulsar la dimensión de la segu- ridad en el desarrollo tecnológico y de fortalecer la proyección internacional de España. Finalmente, estas previsiones son desarrolladas más extensamente en la última Estrategia Nacional de Ciberse- guridad, aprobada en 2019, donde se establece como marco de referencia un modelo integrado basado en la implica- ción, coordinación y armonización de todos los actores y recursos del Estado, en colaboración con instituciones y em- presas privadas, y con la participación de la ciudadanía. Además, cabe señalar que es a partir de esta última Estrategia Nacional de Ciberseguridad cuando, por primera vez, se apuesta por la transición hacia un esquema más global y disuasorio. Por eso se aconseja un refuerzo de la ciberinteligencia y una mayor integra- Se corre el riesgo de que las capacida- des ofensivas se empleen de forma ses- gada o automática. Es importante que el desarrollo conceptual y doctrinal de la defensa activa no quede exclusivamente en manos de sus usuarios finales, y que exista una coherencia con el Derecho Internacional. Es una realidad presente la necesidad de promover la cooperación pública- privada, la coordinación y búsqueda de sinergias entre los diferentes actores im- plicados. Y es clave mejorar y fomentar la capacitación y adiestramiento de los profesionales de ciberseguridad, ciber- inteligencia y ciberdefensa con el fin de disponer de una ciberdefensa y ciber- reservistas que permitan establecer las medidas de seguridad apropiadas en el ciberespacio nacional. En definitiva, para construir un sistema de ciberdefensa nacional será necesario algo más que el nombre. Estas acciones deberán ir acompañadas de la implica- ción total del Estado. Se trata de con- cretar una definición clara de las com- petencias en materia de ciberseguridad dejando a un lado las desavenencias propias de la convivencia de distintos organismos de ciberseguridad y de los actores nacionales implicados. También hay que impulsar el desarrollo de capa- cidades de ciberseguridad, ciberinteli- gencia y ciberdefensa operativa con un plan práctico y coherente. No solo España, todos los países tie- nen un extraordinario reto. Para construir un sistema de ciberdefensa nacional es necesario algo más que el nombre
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