Red Seguridad 089
38 red seguridad segundo trimestre 2020 amenazas opinión Enrique Cubeiro Capitán de Navío, Jefe del Estado Mayor del Mando Conjunto de Ciberdefensa La ciberseguridad en tiempos del cólera vamente a través de Internet. Y para ello, hemos utilizado un sinfín de aplicaciones, muchas de las cuales han demostrado ser muy poco seguras. Ocio y distracción: nunca había- mos tenido tantas horas muertas que llenar. Muchos las hemos ocu- pado jugando a aplicaciones adic- tivas, viendo maratones de series online o navegando por la Red de forma compulsiva. Por otra parte, está demostrado que estar más tiempo conectados online nos lleva a comportarnos de forma más arriesgada. ‘Agosto’ de los ciberdelincuentes En este contexto inusual, las cibe- ramenazas han encontrado su parti- cular agosto. Los ciberdelincuentes buscan siempre las imprudencias humanas como primera puerta para entrar en los sistemas. Cuando una situación de crisis se prolonga en exceso, tal y como está ocurriendo en la actualidad, la gente suele come- ter errores que no habría cometido en circunstancias normales. Se calcula que el 98 por ciento de los ataques exitosos utilizan métodos de inge- niería social, y la creatividad de los ciberdelincuentes aumenta cada día. No voy a referirme a la desin- formación, por considerar que, de tes de la cantidad de actividades que hemos trasladado, casi de un día para otro, del plano físico al ciberes- pacio. Pensemos en ello: Trabajo: las medidas impuestas por la situación de alarma para el desarrollo de actividades laborales ha hecho que un gran número de empresas y organizaciones hayan tenido que recurrir al teletrabajo para la continuidad del negocio. En muchas ocasiones, con solu- ciones improvisadas y recurriendo a los dispositivos particulares de los empleados. Relaciones sociales: El aisla- miento forzoso ha provocado que prácticamente toda nuestra acti- vidad social se realice a través de Internet, mediante las redes socia- les, foros, grupos de whatsapp o correo electrónico. Acceso a la información: en un momento en el que la avidez de información está en un punto máximo, casi todos hemos recu- rrido a Internet para satisfacer esa necesidad. Y no siempre en las webs más adecuadas. Compras: el confinamiento ha disparado las compras online como nunca antes había ocurrido. Comunicaciones: puede decir- se que durante dos meses nos hemos comunicado casi exclusi- L a situación excepcional en la que nos encontramos por la COVID-19 está teniendo importantes implica- ciones en el ámbito sanitario, econó- mico y social. Pero también, y muy serias, en el de la ciberseguridad. De hecho, dada la transversalidad del ciberespacio, la pérdida de ciberse- guridad repercute negativamente en todos esos ámbitos mencionados, generando un círculo vicioso. Creo que a nadie se le escapa que, por muy diversos factores, en el ciberespacio existe permanentemen- te una importante actividad hostil. Pero, además, se constata que toda crisis, ya sea económica, social o sanitaria, va acompañada siempre de un incremento de la actividad maliciosa. Por tal motivo, en toda crisis o situación de emergencia, sea cual sea su origen, existirá una importante dimensión ciberespacial que habrá que tener en cuenta y que se materializará, fundamentalmente, en un notable incremento de los ciberataques y de la desinformación. Nunca como hasta ahora se habían dado unas condiciones tan favorables para los atacantes. Para entender por qué la ciberseguridad vive el período más preocupante de sus 30 años de historia, basta con hacer un breve ejercicio de razona- miento. Quizás no somos conscien-
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