A medida que el mundo se vuelve cada vez más digital, el ámbito de la ciberseguridad podría estar al borde de un cambio importante gracias, en parte, a la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología de última generación podría transformar cómo identificamos, detectamos y respondemos a las amenazas para siempre, lo que modificaría también lo que hacen las personas dentro del campo de la ciberseguridad.
Sin embargo, este cambio no está exento de desafíos y requerirá profesionales que puedan adaptarse estratégica y tácticamente.
IA: la espada de doble filo en ciberseguridad
El potencial de la IA en ciberseguridad es ilimitado. Proporciona una capacidad inigualable para identificar amenazas, automatizar respuestas y agilizar operaciones de recuperación. Los algoritmos de aprendizaje automático pueden procesar enormes volúmenes de datos en tiempo real para detectar patrones o anomalías que eludirían a los analistas humanos. Los sistemas de respuesta automatizados pueden reaccionar a las amenazas al instante, reduciendo así el período de exposición y minimizando el alcance del daño causado.
No obstante, el inconveniente de este avance tecnológico es que los piratas informáticos ahora lo están utilizando para ataques más complejos. Con la IA se pueden crear correos electrónicos de phishing altamente creíbles y otros tipos de malware adaptativos que aprovechan mejor las vulnerabilidades del sistema. Esto significa que necesitamos personas capacitadas en ciberseguridad porque hay una guerra en marcha entre aquellos que se defienden del cibercrimen y aquellos que lo perpetran.
Cambios en los roles: de tareas manuales a estratégicas
A medida que la IA asume tareas rutinarias, las responsabilidades de los profesionales de la ciberseguridad deberán ajustarse para que la atención se concentre en funciones estratégicas que son más complejas que las de los niveles inferiores de operación.
En el futuro, las evaluaciones de riesgos, los diseños arquitectónicos, las investigaciones forenses, la redacción de informes y otras tareas tradicionalmente realizadas manualmente se trasladarán cada vez más hacia sistemas basados en IA.
Este cambio permitirá que los expertos en este campo presten más atención a:
- Análisis del comportamiento humano. Comprender y anticipar las acciones e intenciones humanas será crucial para desarrollar mecanismos de defensa sólidos.
- Integración estratégica. Alinear las iniciativas de ciberseguridad con las estrategias comerciales generales para garantizar una protección integral.
- Supervisión de la IA. Garantizar que los sistemas de IA estén configurados correctamente y que sus resultados sean precisos y confiables.
- Formación y política. Asegurar que existan políticas sólidas y que los profesionales estén capacitados para adaptarse continuamente al cambio.
La IA promete un mundo digital más seguro, pero para ello se requiere una postura proactiva de organizaciones y profesionales
A pesar de su creciente adopción, muchas organizaciones no brindan capacitación adecuada y no establecen políticas de IA completas. En este sentido, según un estudio reciente de Isaca, aunque el 73 por ciento de las organizaciones europeas aseguran usar IA, solo el 30 ofrecen capacitación limitada y el 40 no brindan capacitación en absoluto. Además, apenas el 17 por ciento tienen políticas formales y completas de IA en vigor.
Esta falta de preparación es preocupante. Casi el 74 por ciento de los profesionales admiten estar solo algo familiarizados o no estar muy familiarizados con la IA. Al mismo tiempo, el 61 expresan preocupaciones significativas sobre el posible mal uso de la IA, especialmente por parte de actores malintencionados que explotan la IA generativa con fines maliciosos. Esta brecha en conocimientos y políticas subraya la necesidad urgente de programas de capacitación efectivos y marcos sólidos de gobernanza de IA.
El panorama futuro: oportunidades y desafíos
La integración de la IA en la ciberseguridad llevará, sin duda, a cambios significativos en la profesión. Cuando las tareas rutinarias se automatizan, los profesionales deben concentrarse en áreas que requieren juicio humano y pensamiento estratégico. Sin embargo, para transitar hacia esta nueva era será necesario mantener una mentalidad de aprendizaje continuo con información actualizada sobre los avances de la IA y su impacto en la ciberseguridad.
Además, la IA exigirá nuevas habilidades, combinando experiencia técnica con supervisión estratégica. Los profesionales de la ciberseguridad deberán comprender las capacidades y limitaciones de la IA, garantizando que los sistemas impulsados por esta tecnología se utilicen éticamente y estén alineados con los objetivos organizacionales. Este cambio también afectará a los profesionales de la garantía, que dependerán de la IA para auditorías en tiempo real y análisis de datos exhaustivos, lo que enfatiza aún más la necesidad de supervisión humana y consideraciones éticas.
La IA promete un mundo digital más seguro, pero para hacer realidad este potencial se requiere una postura proactiva tanto de las organizaciones como de los profesionales. Al abrazar las capacidades de la IA y, al mismo tiempo, permanecer atentos a sus riesgos, la profesión de la ciberseguridad puede navegar esta transformación y salir más fuerte, más resiliente y mejor equipada para manejar las complejidades de la era digital.