En un momento de esplendor digital, y con la aparición constante de nuevas y potentes tecnologías en el mercado, la ciberseguridad está tomando un lugar cada vez más central en la estrategia de negocio de las compañías.
Conocer las artimañas de los ciberdelincuentes es crucial, por tanto, para salvaguardar los intereses empresariales y proteger la información crítica; sobre todo, la de los clientes.
Con la democratización de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), los ciberdelincuentes están obteniendo alas para sofisticar y perfeccionar sus ataques, abriendo así una brecha de vulnerabilidad en las compañías, las cuales deben buscar nuevas formas de repelerlos y combatirlos.
Así, la irrupción de la IA y cómo hacerle frente está siendo la hoja de ruta para gran parte de los departamentos de seguridad de la información. Apoyándose en este tipo de herramientas y plataformas, algunos de los ataques que más están proliferando son los conocidos deepfakes (vídeos y audios manipulados que suplantan la identidad de personas de la organización o de entidades enteras). El phishing, un antiguo conocido de las compañías, también está experimentando un lavado de cara gracias a la IA: los ‘malos’ son ahora capaces de hiperpersonalizar los mensajes y presentarlos de tal forma que no despierta dudas a los receptores, que son más propensos a caer en sus garras.
También hay que prestar mucha atención al ransomware aupado por la IA: como el contenido con el que se impacta a la víctima parece real y legítimo, resulta más fácil conseguir que se abran enlaces que instalan software malicioso, que cifra a su vez los datos del individuo y los secuestra a la espera del pago de un rescate.
Pero la inteligencia artificial no es la única muleta que utilizan los ciberdelincuentes para atacar a las organizaciones. Vivimos un momento en el que el móvil es nuestra vida y una extensión de nosotros: nos permite acceder a nuestros datos bancarios, realizar pagos, acceder a aplicaciones médicas… Todo esto hace a los usuarios más susceptibles a recibir ataques en forma de malware o phishing, que les hacen vulnerables ante el robo de datos financieros o credenciales, tomar el control del dispositivo, clonar tarjetas bancarias, etcétera.
Influencia tecnológica en la ciberseguridad
Todo lo anterior es muestra de que, cada vez más, las nuevas tecnologías influirán en la forma en la que operamos como individuos y como organizaciones. Mientras los ciberatacantes se adaptan y se valen de las innovaciones digitales, las empresas también se están poniendo las pilas para contrarrestar estos ataques y educar a los empleados sobre los riesgos y las nuevas formas de actuar de los ciberdelincuentes.
Además de luchar de forma activa y de base contra estas nuevas artimañas de los ciberdelincuentes, muchas compañías están empezando a comprender que es imperativo invertir en ciberseguridad, en soluciones de seguridad robustas, en actualizar sus software y sistemas operativos y en hacer controles de acceso más estrictos a sus sistemas, con el objetivo de repeler las amenazas digitales antes de que lleguen a buen puerto. Es, pues, una carrera de fondo en la que todos debemos participar.
