Estoy recibiendo consultas en mis redes sociales sobre la seguridad de Zoom. Al principio me ha sorprendido. Hasta hace un mes, cuando yo mandaba una invitación a una reunión por Zoom, la mayoría de las veces me comentaban que no conocían esta aplicación. Ahora se ha hecho popular. Incluso mis hermanos y sobrinos hemos celebrado un aperitivo virtual utilizándola. En unas semanas Zoom ha pasado de gestionar 10 millones de conferencias diarias a más de 200 millones.
Con el confinamiento de más de una tercera parte de la humanidad, la videoconferencia está emergiendo con fuerza como un instrumento muy potente para el trabajo, la colaboración o simplemente la relación familiar y de amistad. Y esto se aprecia más aún si el audio y el vídeo son de calidad, si pueden participar múltiples interlocutores y si tienes la opción de compartir pantalla y texto. Este es un buen ejemplo del valor que las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) nos aportan en la lucha frente al coronavirus.
Ni los agentes políticos ni los económicos habían previsto una pandemia de este tipo. Y ello ha hecho que los sistemas sanitarios, de emergencias y de suministro de material médico se hayan visto desbordados y que los mercados financieros entren en recesión. Sin embargo, las telecomunicaciones han sido capaces de absorber todo el aumento de tráfico que el teletrabajo y el elevado consumo de contenidos audiovisuales ha producido, sin ninguna disrupción que haya merecido titulares de prensa o ‘memes’ en las redes sociales. Como profesionales de las TIC deberíamos sentirnos orgullosos del servicio que las tecnologías están prestando a la sociedad.
Recursos en el teletrabajo
Pero no todas las empresas y organizaciones tenían dimensionados los recursos suficientes para dotar a la totalidad de sus trabajadores con un entorno de trabajo remoto. En los escenarios que se contemplaban no era necesario. Sin embargo, gracias a la flexibilidad que aportan los servicios cloud, muchas organizaciones han podido disponer de esa capacidad en un tiempo récord, y ya cuentan con todos sus efectivos en remoto y a pleno rendimiento.
La ciberseguridad adquiere un papel crítico en esta situación. Ahora hay que proporcionar seguridad no solo a las conexiones de los trabajadores remotos, sino también a los datos sensibles a los que estos necesitan acceder para realizar su trabajo. La variedad y madurez de soluciones de seguridad en un entorno cloud permiten que este sea un reto que hay que gestionar y financiar. Para ello, tecnológicamente disponemos de una amplia gama de herramientas y servicios cloud entre los que poder elegir.
La ciberseguridad adquiere un papel crítico en esta situación, ya que ahora hay que proporcionar seguridad no solo a las conexiones de los trabajadores remotos, sino también a los datos sensibles a los que estos necesitan acceder para realizar su trabajo
Periodicidad
Una cuestión que en el momento que escribo aún está sin responder es si esta epidemia se acabará en unas semanas o en pocos meses. O si tendremos que convivir con ella por un periodo prolongado de, por ejemplo, más de un año. En el escenario más favorable, el riesgo de posibles pandemias futuras hará que aprovechemos las enseñanzas de esta crisis para mejorar tanto nuestro modelo productivo como de interacción social.
Y ahí la tecnología será un instrumento fundamental. Más allá del teletrabajo para las ocupaciones que así lo permitan, la robótica, la inteligencia artificial y los chatbots adquirirán una gran importancia como herramientas para minimizar el contacto directo entre personas en muchas actividades que ahora realizamos de manera presencial. Se está hablando de aumentar el papel de los robots en los procesos de fabricación, de incorporar chatbots al comercio presencial, de utilizar robots para tomar muestras biológicas en personas para su análisis, de la inteligencia artificial para entender el contexto de cada usuario y saber qué ofrecerle y de un sinfín de aplicaciones que hasta ahora nos podían parecer exóticas o suplementarias, pero que a partir ahora se convertirán en algo imprescindible para nuestra subsistencia como especie y para mejorar nuestra calidad de vida.
Además, esta crisis nos está trayendo mucho dolor, con la pérdida súbita de personas queridas. Por el afecto que les tenemos, debemos demostrar que sabemos aprender de los errores. En el caso de la tecnología, os propongo que aprendamos cómo nos puede ayudar de manera dramática a mejorar la conciliación familiar, a reducir el transporte innecesario y con ello el consumo de hidrocarburos y a aprender a recuperar el disfrute de los placeres básicos de la vida cotidiana en familia y en nuestro entorno más próximo.