¿Qué vio usted en la ciberseguridad para dedicarse a esta profesión y qué le aporta más allá de lo puramente profesional?
Entiendo la ciberseguridad como un habilitador del negocio. Por ello, una adecuada estrategia de seguridad debe ser un elemento imprescindible de las decisiones de negocio de cualquier organización. Poder ayudar a las empresas a definir esas estrategias en función de sus necesidades es lo que me encanta de esta profesión.
La ciberseguridad es un mundo apasionante y dinámico, en constante evolución, que ofrece la oportunidad de proteger a las personas y la información en un mundo donde el fraude, los ataques a infraestructuras críticas y los robos de credenciales y de datos personales están a la orden del día. Ese es el leitmotiv de la ciberseguridad, y esa motivación, para mí, trasciende lo profesional.
¿Cómo puede potenciarse la presencia de talento femenino en la ciberseguridad, siendo este además un sector con tanta necesidad de profesionales?
Para bien o para mal, la visibilidad y repercusión que tienen actualmente los ciberataques en los medios de comunicación están consolidando la importancia de la ciberseguridad. Y eso ya en sí puede convertirlo en un entorno atractivo en el que trabajar.
No obstante, ante todo se debe comenzar desde la educación, desvinculando a esta de prejuicios de género para que, cada vez desde más pequeñas, las niñas encuentren atractivas las STEM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés].
Ayudará también, sin duda, ir teniendo cada vez más referencias femeninas en las que verse reflejadas. Así como aportar nosotros mismos como sociedad nuestro granito de arena para conseguir la creación de una sociedad más justa, equilibrada y con igualdad de oportunidades, porque los beneficios serán para todos. En la diversidad está la riqueza.
«La repercusión de los ciberataques en los medios está consolidando la importancia de la ciberseguridad»
¿Cuáles diría que son los grandes retos actuales en relación con la ciberseguridad de las organizaciones?
La transformación digital segura de las empresas es uno de los mayores retos, y con ella la confianza cero, que afecta a cómo las organizaciones gestionan sus datos, la privacidad y el riesgo, entre otros factores.
Otro sería la resiliencia. La frecuencia de los ataques y las exfiltraciones de los últimos años hacen que las organizaciones tengan que analizar el impacto de un posible ataque y cómo responder ante él para que dicho impacto sea el menor posible.
Y, por último, la falta de recursos en los equipos de seguridad, debido al aumento de la complejidad en la gestión de diferentes tecnologías y las nuevas amenazas constantes que surgen. Eso deriva en la necesidad de solicitar ayuda externa, en forma de servicios gestionados, y de consolidar tecnologías en una plataforma única que les ayude a gestionar y operar mejor sus sistemas.
