¿Qué vio usted en la ciberseguridad para dedicarse a esta profesión y qué le aporta más allá de lo puramente profesional?
Para mí fue un desafío personal con miras a futuro. Tenía claro que no quería un trabajo monótono. Este sector, aparte de interesante, requiere de una constante formación, investigación y capacitación que permite el crecimiento tanto personal como profesional. La ciberseguridad industrial es una disciplina tan amplia que requiere de la coordinación de distintos perfiles, fomentándose el trabajo en equipo.
En mi caso, el interés por la ciberseguridad me viene de familia, y la asociación para la cual actualmente trabajo fue el referente de información y formación en mis comienzos en la ciberseguridad industrial. Además de la flexibilidad para la conciliación familiar que se ofrece, también gracias al Centro de Ciberseguridad Industrial (CCI), he podido conocer a grandes profesionales con mucho talento, entre quienes hay muchas mujeres, por suerte, cada vez más.
¿Cómo puede potenciarse la presencia de talento femenino en la ciberseguridad, siendo este además un sector con tanta necesidad de profesionales?
La falta de modelos o roles femeninos destacados en este sector puede ser una de las causas por las que muchas mujeres, sobre todo jóvenes, no optan por una carrera profesional en este sector. Es importante contar con más féminas en los diferentes ámbitos de la ciberseguridad para que se conviertan en referentes y animen a otras a iniciarse en alguna de las áreas que abarca la ciberseguridad.
Una vía para promocionar dichas figuras puede ser eventos, congresos o iniciativas como esta, participando en artículos personales, pódcast, etc.
Todos sumamos, hombres y mujeres, pero me encanta ver cómo más organizaciones e instituciones se suman a impulsar internamente el talento femenino, dando oportunidades de formación, responsabilidad, confianza y liderazgo dentro de las empresas, tal y como hizo en mi caso el Centro de Ciberseguridad Industrial.
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¿Cuáles diría que son los grandes retos actuales en relación con la ciberseguridad de las organizaciones?
La concienciación es el primer reto que hay que vencer, ya que sin ella no se visualizan tanto los beneficios que aporta como las consecuencias negativas de no hacer nada al respecto. Sin concienciación no hay aprobación de partidas presupuestarias, no hay apoyo a profesionales o impacto potencial de incidentes de seguridad, entre muchos otros elementos.
Otro reto es la falta de profesionales, no pudiendo cubrir la demanda en las organizaciones que ya poseen un grado de madurez en materia de concienciación y sensibilización.
Finalmente, que la ciberseguridad se vea como un gasto y no como una inversión que trata de alinear la continuidad de negocio con la reducción de riesgos tecnológicos, previniendo situaciones negativas en la que las actividades industriales puedan paralizarse total o parcialmente. La ciberseguridad tiene que ser vista como un proceso continuo y no como algo puntual que aplicar, debiendo estar integrada en la cultura empresarial.
Podemos decir que hemos avanzado hacia un nivel de concienciación en ciberseguridad más maduro, pero la realidad que nos ha tocado vivir con la pandemia, por desgracia la ciberseguridad aún no es considerada como una aliada de las empresas. De hecho, se sigue viendo como un gasto, y no como una inversión para el negocio o su crecimiento. Y aunque se han hecho grandes avances en los últimos años, aún queda mucho por hacer y por mantener. La ciberseguridad tiene que incorporarse como un proceso continuo y no como algo puntual.