Sabíamos que el ransomware es una herramienta nociva de que destaca por su auge imparable en el contexto de la cibercriminalidad. Pero ahora la trayectoria del ransomware ha dado un vuelco aterrador, aumentando el peligro más si cabe.
El peligro creciente del ransomware
Los cibercriminales han empezado a usar las redes sociales, e incluso los medios de comunicación, para multiplicar exponencialmente el alcance de sus fechorías. Entre sus tretas figura la divulgación de imágenes o videos manipulados, a menudo por Inteligencia Artificial, junto con datos particulares o de seres queridos. Estas maniobras no solo pretenden intimidar para conseguir el rescate, sino dañar la imagen profesional, social y corporativa de las personas extorsionadas.
Los chantajistas digitales dedicados al ransomware examinan los archivos de datos robados, investigando los pormenores que sirvan para asustar a sus víctimas cuando les planteen la posibilidad de divulgar la información robada. En los últimos tiempos han llegado a revelar coordenadas personales de los hijos de determinados empresarios, aportando contraseñas de sus cuentas de redes. Otra de sus técnicas para amedrentar es la advertir que son capaces de exponer las operaciones ilegales descubiertas en los sistemas infiltrados.
Los delincuentes digitales ya no se conforman con chantajear a las empresas amenazando con publicar o vender datos robados. Ahora ponen en la diana a los directivos empresariales y sus familias, usando los datos privados más confidenciales como instrumento de coacción. En el informe Apretando las tuercas: Tácticas de presión de las bandas de ransomware, la empresa de software de seguridad Sophos explica cómo estas bandas pulen sus técnicas, transformando el ciberataque en una ofensiva frontal contra la imagen y la seguridad personal de los CEOs y las plantillas.
Medidas de prevención contra esta amenaza digital
El ransomware se alza en el horizonte como uno de los mayores riesgos para las empresas del planeta. Su creciente poder procede de lo arduo que es recuperar la información robada o bloqueada. Por desgracia es cada vez más lucrativo para los ciberdelincuentes, que lo van perfeccionando al comprobar su eficacia. Entre las medidas de prevención destacan la copia de seguridad, la cultura de seguridad, el software defensivo y el control de permisos de acceso.
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