Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal que estafó a 146 víctimas en todo el territorio nacional mediante técnicas de phishing. La cantidad defraudada asciende a 443.600 euros. La operación, desarrollada en varias fases entre enero de 2019 y abril del presente año, ha finalizado con la detención de 13 personas. Los investigados suplantaban la identidad de una conocida entidad bancaria y obtenían las credenciales de sus víctimas mediante phishing. Posteriormente, realizaban compras online, transferencias o pedían préstamos personales no autorizados. Por otra parte, el lucro económico se diseminaba a través de cuentas bancarias de “mulas de dinero” captadas a través de páginas de contactos sentimentales.
Modus operandi de la red de estafas de phishing
Los investigados se valían de la imagen corporativa de una entidad bancaria y enviaban masivamente correos electrónicos falsos en su nombre, suplantando su identidad. Las víctimas que recibían dicho correo con un aviso sobre una supuesta “alerta de seguridad” que afectaba a sus tarjetas y cuentas bancarias. Después, pinchaban sobre el enlace que les facilitaban e introducían sus credenciales de banca online para solucionarlo. Sin embargo, los emails no habían sido remitidos por el banco y los enlaces redirigían a páginas web falsas controladas por miembros de la organización. Además, los correos “cebo” eran modificados y actualizados convenientemente en función de las variantes que, sobre la operativa online, establecía la entidad bancaria afectada.
Posteriormente, y haciendo uso de las credenciales obtenidas, los detenidos accedían a la banca online de las víctimas. Luego cambiaban el número de móvil registrado por el cliente legítimo por otro número controlado por ellos. De esta forma, los estafadores podían completar las compras o transferencias, superando el factor de verificación de seguridad establecido por la entidad. Asimismo, este modus operandi les permitía acceder a los datos bancarios de las víctimas. También recibir las Claves de Comercio Electrónico Seguro (CES) necesarias para finalizar operaciones, en la línea telefónica controlada por los miembros de la organización.
Compras fraudulentas en países extranjeros
Los investigados accedían a las cuentas de las víctimas haciendo uso de líneas de Internet ubicadas en distintos países como España, Marruecos, Francia, EEUU, Mauritania y Alemania. Para ello, utilizaban redes virtuales privadas (VPN), con el objetivo de obstaculizar la localización exacta desde donde se ejecutaban las operaciones fraudulentas.
Realizaban las compras a través de comercios electrónicos ubicados en países extranjeros, siendo Francia la localización más repetida
La complejidad de la investigación radica en que se trata de un delito trasfronterizo. Las víctimas con datos bancarios comprometidos, así como las entidades bancarias afectadas, son de un país –en este caso España–. El comercio online que sufre el fraude es de otro diferente. Y el producto o servicio adquirido fraudulentamente se consume o entrega en un tercer país.
El lucro económico se diseminaba a través de cuentas bancarias de las denominadas “mulas de dinero”, captadas en páginas de contactos sentimentales. Estas personas, engañadas por una supuesta pareja sentimental, seguían instrucciones de la organización. De esta forma, enviaban dinero a través de empresas money-transfer a Costa de Marfil, lo que permitía burlar los controles que establece la ley.
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