La Inteligencia Artificial es un asunto que ya ha saltado los muros de los laboratorios y las empresas tecnológicas, entrando en las redacciones de los medios de comunicación, pero también en las conversaciones de las barras de los bares. Uno de los temas candentes de los últimos años es el riesgo de que la IA pueda dejar sin trabajo a grandes cantidades de personas.
No hay duda de que la capacidad destructiva de la IA es temible. Puede utilizarse indebidamente para reforzar determinadas ideologías, desestabilizar sistemas políticos y promover desigualdades. No faltan agoreros que alertan sobre la amenaza de la IA para la supervivencia de la especie humana. Es razonable tener miedo a entidades capaces de igualarnos o superarnos. Pero aunque existen motivos de preocupación con respecto a la IA, buena parte del desasosiego de la ciudadanía es de tipo económico. Lo que atemoriza es la idea de perder el sueldo.
El impacto a largo plazo de la Inteligencia Artificial en la pérdida de empleos es casi imposible de predecir, pero sí sabemos que la IA no automatiza los empleos, sino determinadas tareas. El aprendizaje automático logra robotizar algunas funciones, pero no todas. La mayoría de los trabajos involucran cometidos idóneos para la automatización, aunque el resto de los cometidos implicados puedan no serlo. En la mayoría de los casos, el impacto de la IA sobre el mercado laboral no sucederá de manera que un sistema de IA o un grupo de sistemas de IA puedan sustituir de golpe todas las facetas específicos que permitan eliminar un puesto de trabajo por completo. En todo caso, lo que va a suceder indiscutiblemente es que la IA va a transformar muchísimos empleos.
Partes de un trabajo que la IA puede automatizar:
- Escaneos de bases de datos. La IA puede escanear bases de datos de imágenes y palabras para crear archivos basados en palabras clave o temas específicos.
- Medición de precisión. Con el uso de sensores avanzados y herramientas IA, se puede automatizar la medición precisa de un espacio, reduciendo el error humano.
- Atención comercial al cliente. La IA puede buscar en catálogos digitales, bases de datos y listas de inventario para encontrar productos que coincidan con un diseño, precio o tema específico.
- Optimización de espacios. Establecidas las dimensiones de un espacio, la IA puede sugerir diseños de mobiliario idóneos.
- Diseño tridimensional. Las herramientas de inteligencia artificial pueden elaborar a toda velocidad modelos 3D de conceptos de diseño.
- Análisis de iluminación. La IA puede sugerir configuraciones de iluminación óptimas según el propósito, el tamaño y la disponibilidad de luz natural de la habitación.
- Pautas de color. La IA puede proporcionar sugerencias de paleta de colores basadas en un color primario o en un estado de ánimo.
- Predicción de tendencias: Analizando grandes cantidades de datos digitales, la IA puede identificar tendencias de diseño emergentes.
- Gestión de inventario y pedidos. La IA puede rastrear inventarios, reorganizar datos con nuevos parámetros e incluso predecir las necesidades futuras en función de las tendencias.
- Recopilación de comentarios. La IA puede automatizar el proceso de recopilación y análisis de comentarios de los clientes, incluso en relación con el diseño del producto.
Cometidos o tareas que la IA no puede automatizar:
- Interacción con el cliente. La IA puede ayudar en un proceso de diseño, pero iniciar y mantener una relación entre un diseñador y un cliente es una actividad inherentemente humana. Comprender las preferencias, emociones y visión matizadas de un cliente requiere discusiones personales profundas y una intuición humana profunda.
- Imaginación conceptual. La fase conceptual inicial, en la que los diseñadores idean e intercambian ideas, tiene sus raíces en la creatividad y la intuición. Si bien la IA puede proporcionar información basada en datos y ayudar en el proceso con análisis de tendencias y una rápida ideación o descubrimiento de muestras, la chispa de la originalidad es humana.
- Sensibilidad cultural y contextual. Los diseños a menudo necesitan resonar con la cultura, la historia o las experiencias personales del cliente. Es posible que la IA no comprenda plenamente estos matices. Aquí se necesita amplio conocimiento e inteligencia humanos.
- Pensamiento ético. Tomar decisiones éticas, como elegir materiales sostenibles o considerar las implicaciones socioeconómicas de las opciones de diseño, también requiere un toque humano.
- Resolución de problemas específicos o imprevistos. En cualquier proyecto pueden surgir desafíos únicos. La IA no puede replicar fácilmente la capacidad de un diseñador experimentado para solucionar problemas y encontrar soluciones innovadoras.
- Decisiones o apuestas estéticas. La IA puede reconocer patrones o tendencias, pero la apreciación subjetiva de la belleza es inherentemente humana, como lo es la intuición de estilos o modas en cualquier disciplina artística.
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