La profesionalización del cibercrimen, la expansión de la superficie de ataque, el fallo de determinados parches de ciberseguridad y el incremento global de los ataques han puesto en jaque a todo tipo de organizaciones. De ahí que más de la mitad de las compañías de nuestro país ya contemplen en los presupuestos de 2023 un incremento de las partidas destinadas a la ciberseguridad. Así se pone de manifiesto en el último informe de Trend Micro, que también incide en el binomio responsables de tomas de decisiones y ciberseguridad.
De hecho, sobre este último aspecto, señala que la mitad de estos profesionales considera a la ciberseguridad un coste necesario, pero que no «contribuye» a los ingresos. Incluso para el 56 por ciento de los panelistas que han participado en este documento, el valor de la ciberseguridad solamente procede del punto de vista preventivo.
Sin embargo, el documento refleja que la ciberseguridad se está convirtiendo en un elemento trascendental a la hora de hacer negocio. No en vano, un 19 por ciento de los participantes reconoce que ha afectado a su capacidad para captar clientes. Además, a tres cuartos de ellos ya se les pregunta sobre la postura de ciberseguridad de su compañía a la hora de entablar una negociación.
Talento de ciberseguridad
Uno de los grandes problemas del sector es la falta de profesionales adecuados a los puestos ofertados. A lo que se le une la falta de concienciación y de conocimiento de los empleados. Sobre este último punto, el 22 por ciento de los encuestados asegura que una brecha de seguridad ha llegado a causar una interrupción de la red para los teletrabajadores. Es más, según Trend Micro, las VPN y los accesos remotos son dos de los elementos que más ciberataques han recibido recientemente.
Finalmente, en lo relacionado con las políticas corporativas de ciberseguridad, hasta un 57 por ciento considera que éstas crean silos de información. A lo que se le une un 53 que reconoce el riesgo alto al que se enfrenta su empresa y un 12 por ciento que no puede cuantificar su nivel de riesgo. Este último, «un sato demoledor que o hay por dónde pillarlo», en palabras de la propia compañía de ciberseguridad.
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