El cibercrimen se frota las manos con la situación actual provocada por el coronavirus. Con unas cifras récord de profesionales teletrabajando, son miles los potenciales objetivos de las acciones maliciosas. Los delincuentes aprovechan la oportunidad que la pandemia les ha brindado para adaptar sus modus operandi y explotar nuevas actividades en la Red. Y los equipos obsoletos a nivel de seguridad de muchos usuarios no ayudan. Pero esta amenaza, lejos de decrecer, se incrementará aún más. Así lo pone de manifiesto el último informe de Europol sobre cibercrimen y desinformación.
El organismo policial ha monitoreado el impacto del Covid-19 en relación con los delitos cibernéticos. Su documento analiza ransomware, ataques de denegación de servicio, explotación sexual infantil y campañas de desinformación.
Este informe señala que impacto del cibercrimen en la pandemia ha sido el más visible si lo comparamos con otras actividades criminales. Además, asegura que los ciberdelincuentes han sabido adaptarse rápidamente a la situación y a los temores de las víctimas. Y que continuamente están lanzando campañas de phishing y ransomware para explotar la crisis actual. Incluso desde Europol se espera que estas campañas continúen aumentando en alcance y escala.
Por su parte, la distribución de material de explotación sexual infantil en línea está en aumento. Los intereses geopolíticos, asimismo, se ven involucrados en toda esta situación. Según el dossier, tanto las organizaciones criminales como los Estados y actores respaldados por estos últimos buscan explotar la crisis de salud pública para promover dichos intereses.
Este informe pretende, en definitiva, advertir a personas, empresas, instituciones públicas y otras organizaciones sobre las actividades delictivas que están más en boga en la Red. Y también realizar una llamada de atención a las víctimas más vulnerables.
Archivado en:
