El término bot, sobradamente conocido en el ámbito de las redes sociales, es un abreviamiento de la palabra robot. Alude a todo programa informático que imita la actividad de una persona en cualquier tipo de dispositivo conectado a la red, la mayoría de veces mediante inteligencia artificial. Como ocurre con la propia naturaleza humana, los hay con buenas y con malas intenciones.
Todos hemos oído alguna vez aquello de que «las máquinas reemplazarán a los humanos», y este es un claro ejemplo. A menudo, los bots llevan a cabo tareas que antaño desempeñaban las personas, como los servicios de atención al cliente o la corrección de textos. Su capacidad para facilitar la vida a los usuarios está más que probada, pero, ¿qué hay de la otra cara de la moneda?
¿Cómo funcionan los bots?
Los bots realizan actividades humanas, pero en un tiempo inmensamente menor que las personas, algo que les hace, en ciertas ocasiones, la solución preferible. Sin embargo, en materia de atención al cliente, su falta de raciocinio o empatía real les hace perder puntos frente a un operador real. Este obstáculo, el mayor de un bot, ya está en proceso de solventarse. ¿Cómo? Gracias a los tres ejes sobre los que orbita su propia existencia:
- Inteligencia artificial. La inteligencia artificial tiene por propósito imitar el comportamiento humano. Conforme avanza la tecnología, mejores son las cualidades de la máquina que pone en prácticas los algoritmos establecidos. Aquí surge un emocionante debate; ¿será una máquina alguna vez capaz de superar al ser humano?
- Aprendizaje automático o machine learning. Probablemente, el factor diferencial. Esta tecnología permite a un robot mejorar de manera autónoma sus cualidades en la tarea que desempeña gracias a una especie de memoria que interrelaciona cada experiencia. Con el paso del tiempo, es capaz de superar ciertos errores sin necesidad de ayuda humana.
- Computación cognitiva. Retomando la cuestión lanzada al aire dos párrafos atrás, se espera que la inteligencia artificial será tan inteligente como el ser humano le permita. No obstante, la computación cognitiva tratará de salirse de esta ecuación. Esta ciencia no tiene por meta emular un comportamiento humano, sino comprender sus procesos de pensamiento, para, más tarde, ser capaz de tomar decisiones en base a ellos.
¿Puedo fiarme de los robots?
¿Puedes fiarte de las personas? Esa es la pregunta clave. Un robot, de momento, es la marioneta de un creador humano. Todos sus comportamientos están programados, tanto para bien como para mal, y sus actos siempre estarán dentro de los límites que su creador ha marcado. A esto se suma la ausencia de cualidades humanas como el sentido de la justicia, la capacidad racional y la intuición. Por tanto, no. No es recomendable fiarse siempre de un bot.
Entre las actividades maliciosas más comunes que puede ejecutar un bot programado para crear disrupción destaca el envío masivo de emails o el ‘botnet’. Es decir, una red o ejército de bots creados para recorrer internet por cuenta propia, a fin de robar datos o infectar con algún virus informático el dispositivo de turno.
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