La ingeniería social usa la manipulación para conseguir que sus víctimas hagan cosas que no tenían ninguna intención de hacer. Por ejemplo, compartir información privada, descargar software peligroso, visitar sitios web fraudulentos o enviar dinero a delincuentes. Como la ingeniería social rentabiliza la vulnerabilidad humana en lugar de las vulnerabilidades técnicas o digitales de los sistemas informáticos, a veces se denomina ‘hackeo mental’. La ciberestafa del amor entra dentro de esta categoría del fraude digital que emplea la presión psicológica.
¿Por qué la ciberestafa del amor es tan rentable para los ciberdelincuentes?
Millones de personas usan aplicaciones de citas o páginas de redes sociales para conocer a personas con la esperanza de hallar el amor por vía digital. Pero en lugar de encontrar una relación amorosa, miles de personas se topan con una ciberestafa diseñada para robarles dinero.
En los últimos meses la llamada ciberestafa del amor está aportando más dinero a las arcas de la ciberdelincuencia que el temido ransomware, según ha advertido el FBI. En 2023 los ladrones de Internet lograron estafar 4.500 millones de euros en criptomonedas, mediante estafas de ingeniería social. Eso representa un aumento del 38% en comparación con el año anterior, cuando lograron robar 3.100 millones de euros.
La mayoría de las veces, los estafadores se hacen pasar por una persona físicamente atractiva y mantienen conversaciones con la víctima durante semanas. En un momento dado, sugieren invertir en un negocio compartido que definen como una oportunidad única, habitualmente en criptomonedas para quedar fuera de los radares de regulación monetaria. La aplicación o plataforma de criptomonedas que indican a la víctima suele ser falsa y propiedad de los propios atacantes.
Los estafadores prolongan la estafa para conseguir que las víctimas «inviertan» todo lo que puedan, e incluso aportando falsas pruebas de beneficios o dinero supuestamente ganado. Este modus operandi se mantiene hasta que, llegada la ocasión propicia, llega la etapa del robo propiamente dicho.
En ese momento, los estafadores pasan a la segunda fase, haciéndose pasar por el servicio de atención al cliente de la aplicación, consiguiendo que la víctima pague una «comisión» para retirar los fondos. Los que estén lo bastante desesperados lo intentarán y perderán aún más.
Archivado en: