La palabra digitalización se repite tanto en la prensa que ya casi nos produce aburrimiento. Lo cierto es que la revolución informática se ha colado en todos los ámbitos, incluido uno que puede parecer insólito: el amor, con los celos tradicionales convertidos en cibercontrol. Aquí te explicamos este asunto, que no es precisamente la trama de una novela rosa.
El amor en los tiempos del teléfono móvil
De una población global de 8.100 millones casi 6.000 millones de personas tienen un teléfono móvil, es decir, más de dos tercios de los habitantes del planeta. Sin embargo, en España hay más móviles que habitantes. Según el último informe del INE, el uso diario de dispositivos digitales está muy generalizado entre las personas de 16 a 24 años (un 95% los utiliza).
En nuestra sociedad los adolescentes han recibido una educación basada en valores tales como la igualdad y la tolerancia entre hombres y mujeres. Por tanto, resulta llamativo el incremento reciente de conductas de ciberacoso y cibercontrol en esta franja joven de la población. Además de los roles sociales inherentes al entorno educativo, otra de las claves es la familia, cuyo reparto temprano de responsabilidades y pautas éticas puede ser un factor que moldea la personalidad.
Qué es el cibercontrol: cómo detectarlo y qué hacer si lo sufres
El cibercontrol es el monitoreo constante y a menudo crítico de la actividad digital de otra persona, que practica un número elevado de personas en sus relaciones sentimentales. El formato virtual refleja de manera habitual el modelo de interacción en la vida real. Es decir, el control tipo ciber va con frecuencia asociado a alguna clase de control en la vida real.
El reto es lograr detectar esos actos considerados inocuos —e incluso benevolentes— para identificarlos correctamente como conductas de control. A menor edad, mayor propensión a sufrir cibercontrol por parte de una pareja. La reacción adecuada es interrumpir la relación por un rechazo racional de la vigilancia y a los comentarios despectivos sobre vestimenta, amistades, opiniones. En caso de no saber cómo abordar la ruptura, es aconsejable acudir a un adulto de confianza o a una institución como Incibe. Por desgracia, ciertas jóvenes no perciben la gravedad de la situación. Confunden con el amor ese escrutinio obsesivo de la ubicación y las compañías, cuando se trata de una modalidad del ciberacoso.
Frases que pueden servir como una luz roja o alerta
Atención a las frases justificativas del tipo “Tiene las contraseñas de mis cuentas en las redes porque yo no me escondo”; “Me gusta tenerle cerca y por eso le he metido en mis chats”; “Siempre revisa mis fotos antes de subirla a redes, para darme una opinión de alguien que me quiere”; o “Le cuento donde estoy en todo momento, porque así me siento más protegida”. Si tú empleas este tipo de explicaciones, debes tener en cuenta que parte del problema es también tuyo. Y que es probable que estés inmersa en una dinámica de cibercontrol.
Curiosamente, a la mayoría de las personas que usan de manera habitual las nuevas tecnologías les cuesta reconocer una conducta abusiva como el control online. Y un 66% de la población mundial está en las redes sociales, elevando la cifra total de usuarios a más de 5.000 millones de personas en mayo de 2024. Según datos de Eurostat, la agencia estadística de la Unión Europea, un 85% de la población española usa Internet todos los días, superando a países como Alemania, Francia o Italia.
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