Mientras el planeta se digitaliza, la delincuencia emplea tecnologías cada vez más avanzadas, que requieren medidas eficaces para garantizar la seguridad de los datos y sistemas. Por esta razón, numerosas empresas del mundo entero recurren a la blacklist o lista negra como poderosa herramienta de ciberprotección.
La lista negra es un método para identificar y bloquear direcciones IP, dominios y aplicaciones asociados con amenazas cibernéticas. Como técnica de ciberseguridad, la creación de listas negras mejora la capacidad de defensa contra las amenazas, ayudando a detectar y mitigar los ciberataques antes de que produzcan daños graves.
¿Qué es una blacklist o lista negra?
La inclusión en listas negras es una práctica de ciberseguridad que implica bloquear a determinados programas de software, sitios web, direcciones IP o correos electrónicos considerados peligrosos o sospechosos. Básicamente, una lista negra es una colección de entidades clasificadas como inseguras o no deseadas y tienen prohibido acceder a un sistema o red en particular.
Tanto las grandes multinacionales como los organismos públicos suelen recurrir a las listas negras para proteger su información y sus sistemas contra ataques cibernéticos y otras amenazas a la seguridad. Sin embargo, conviene tener presente que no proporcionan una protección completa contra todas las ciberamenazas. Además, pueden generar la incidencia conocida como ‘falso negativo’, consistente en bloquear una entidad legítima por error.
Razones por las que puedes acabar en una lista negra
- Dirección de correo o dominio etiquetada como spam o información basura.
- Configuración incorrecta de tu servidor que provoca el envío masivo de correos electrónicos.
- Aumento repentino en la cantidad de correos enviados o en la frecuencia de envío, lo que lleva a sospechar que la lista de correo electrónico haya sido comprada.
- Excesivos correos electrónicos enviados y rechazados. Es decir, los llamados correos «rebotados».
- Cuenta de correo secuestrada por ciberdelincuentes que la usan para mandar correos electrónicos no deseados.
- Informes de usuarios o clientes que denuncian tus correos electrónicos como spam.
- La IP que usas tuvo un propietario anterior que está reportado como peligroso o delictivo.
- Servidores infectados con virus o malware.
Efectos secundarios de las listas negras
El hecho de que tu IP o dominio estén en una blacklist o lista negra no implica necesariamente que tus equipos o servidores estén asociados con actividades digitales sospechosas. Pero si tu empresa sale en listas negras, el tráfico de tu sitio web puede caer de pronto a cero y tus clientes pueden dejar de recibir tus correos electrónicos. Obviamente, esto tiene repercusiones financieras.
En lo relativo a una lista negra, tu servidor de correo y tu sitio web están interconectados, por lo que si uno sale en la lista negra, el otro también podría aparecer. De manera similar, si un único remitente de correo asociado con tu IP está en una lista negra, todos los demás servidores de correo asociados con el dominio podrían verse afectados.
Blacklist públicas y privadas: Diferencias
- Listas negras públicas. Suelen ser proyectos no comerciales y sin fines de lucro que proporcionan bases de datos de IP o dominios sospechosos a empresas y compañías proveedoras de soluciones de ciberseguridad. Ejemplos de listas negras públicas conocidas incluyen Spamhaus, Barracuda, Project Honey Pot y Spamcop.
- Listas negras privadas. Este tipo de blacklist la genera institución, empresa o país para limitar el acceso a sus servicios y destinatarios. Por ejemplo, tanto Microsoft como Apple mantienen listas negras. Y Estados Unidos tiene listas negras de individuos y entidades que considera peligrosos para el bienestar común de su población. Esto sucede con la mayoría de los países del mundo, que en algunos casos divulgan algún nombre concreto de la lista. Pero en general, la mantienen en secreto por motivos de seguridad.
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