La cara visible del asalto ruso contra Ucrania es una confrontación bélica tradicional. Pero en paralelo sucede otro tipo de batalla: la guerra digital de Rusia contra Occidente. Esta ofensiva psicológica busca crear inseguridad en la población occidental, reactivando el miedo a la bomba atómica.
La guerra digital de Rusia contra Occidente
En septiembre de este año el FBI estadounidense presentó ante los tribunales de su país varios archivos de datos incautados durante los meses previos. Esta operación destapó un plan ruso para alterar el estado de ánimo y la opinión pública de las democracias occidentales.
El objetivo principal era asustar a las poblaciones para provocar un estado generalizado de psicosis. El primer paso de esta guerra digital era manipular a determinados políticos, empresarios, periodistas y personajes públicos de países europeos como Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
El objetivo de la campaña del Kremlin en Europa era avivar la polarización y desestabilizar el apoyo a Ucrania liderado por Estados Unidos. Esta guerra psicológica se explica en documentos, memorandos y actas de reuniones del gobierno ruso. Los documentos obtenidos por el FBI componen un expediente de 277 páginas detallando los planes rusos para manipular a la población europea.
Una campaña digital para crear pánico nuclear en Occidente
Las agencias rusas Social Design Agency (SDA) y Structura describen una campaña de posts y comentarios en redes sociales capaces de eludir los filtros antibot. El jefe del proyecto era Sergey Kiriyenko, el subdirector de gabinete de Vladimir Putin, según la declaración jurada del FBI.
El documento ruso de SDA explica que el objetivo de la campaña es “provocar reacciones racionales en la población europea», como el arrepentimiento por haber apoyado a Ucrania. También se buscaba generar reacciones viscerales contra Estados Unidos, reavivando el sentimiento antiyanqui de las décadas de 1960-70.
El proyecto de propaganda de SDA y Structura no se quedó solo en la intención. Esta guerra digital con tintes psicológicos usó dominios doppelgänger para difundir artículos y contenidos falsos que parecían provenir de medios de comunicación occidentales auténticos. Estos incluían falsificaciones de medios legítimos como Reuters, The Guardian, Le Monde, Le Parisien, Welt, FAZ, Süddeutsche Zeitung, Der Spiegel y Bild, entre otros. La campaña rusa se pagó en criptomonedas, según la información aportada por el FBI.
Un borrador de post para publicar en un perfil falso decía: «No quiero que mi país se enfrente contra Rusia. ¿No os dais cuenta de que esto solo puede acabar en la Tercera Guerra Mundial?». La idea era generar en Occidente una sensación de inseguridad y miedo al futuro, reavivando el pánico nuclear de las décadas de la Guerra Fría. En el primer trimestre de 2024 el gobierno ruso publicó 34 millones de posts falsos en las redes sociales. En los primeros meses de este año las dos agencias rusas usaron Inteligencia Artificial para crear 40 millones de videos y memes destinados a manipular a las poblaciones de los países de Occidente.
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