Más de la mitad de las empresas prevén que los ciberataques se dispararán en 2022 y que estos alcanzarán cifras récord. Por este motivo, el 70 por ciento de las compañías en España aumentarán el presupuesto dedicado a la ciberseguridad. Incluso el 26 por ciento cree que estos crecerán a dos dígitos. Así lo recoge el informe Digital Trust Survery 2022 realizado por PwC.
Los ataques que más van a crecer, según los encuestados, son los que tienen como objetivo los servicios en la nube. Unidos al ransomware, el malware y los ciberataques a la cadena de suministro y al correo electrónico corporativo.
De hecho, los ciberdelincuentes utilizarán diversos elementos para llevar a cabo su actividad maliciosa. Entre ellos, el Internet de las Cosas, los móviles, los proveedores de servicios en la nube, la ingeniería social y los proveedores.
Datos y privacidad
El informe pone especial atención, así, en los proveedores y terceras partes. De hecho, afirma que las empresas los están pasando por alto y que se estarían convirtiendo en un punto ciego de entrada de los ciberataques. No en vano, un 60 por ciento de los entrevistados asegura no tener un conocimiento profundo de la seguridad asociada a estas terceras partes. Incluso un 20 tiene poco o directamente ninguno.
El documento afirma también que las compañías, debido a su actual complejidad, no pueden ser aseguradas en su totalidad. El 75 por ciento de los encuestados confirma este dato añadiendo que algunos de sus procesos podrían ser incluso innecesarios. Y esto conlleva un incremento del riesgo en cuanto a ciberseguridad y privacidad se refiere.
Las infraestructuras de datos y las arquitecturas tecnológicas, con multitud de sistemas distintos, son algunos de los principales factores que contribuyen a esta complejidad. Para los entrevistados, esta circunstancia se traduce en pérdidas económicas y en una menor capacidad de innovación y recuperación ante ciberataques o fallos tecnológicos.
Por último, el informe Digital Trust Survery 2022 recalca la importancia de los datos, «el activo más codiciado por los ciberdelincuentes». Un riesgo que las empresas podrían minimizar protegiéndolos, ya que solo un 34 por ciento de los participantes afirma haber implantado procesos formales de seguridad de los datos.
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