El mundo tecnológico, el sector IT, lleva años empleando infraestructuras remotas para el día a día de los negocios. Las empresas han ido diseñando sus planes de continuidad de negocio, pero la llegada de esta pandemia nos ha demostrado que siempre hay circunstancias que no se han tenido en cuenta dentro de los mismos, y que nos están llevando a revisar de forma acelerada nuestras políticas para poder responder a las mismas y mantener nuestra actividad.
Ahora que estamos viviendo momentos donde los planes de continuidad de negocio de las organizaciones nos descubren sus fortalezas y debilidades, y que el teletrabajo cobra una importancia esencial, nuevamente la ciberseguridad está en primera plana de nuestra sociedad. La realidad es que el crecimiento exponencial de la conectividad ha venido acompañado de una actividad frenética por parte de la ciberdelincuencia. Hoy la tecnología es un soporte esencial de esta crisis de salud global, que ha puesto encima de la mesa otras debilidades que no habíamos detectado. La siguiente, digital o no, necesitará de la ciberseguridad extremo a extremo porque estar seguros ha dejado de ser una opción.
Es el momento de poner en valor y de potenciar nuestra capacidad de reinvención para poder competir en mercados locales y globales. Y sin duda tenemos en la digitalización su mejor exponente de competitividad. La Industria X.0, la transformación digital de nuestros negocios, las nuevas oportunidades de mejora y disrupción a partir del análisis de datos, la Inteligencia Artificial, el Machine Learning, el Blockchain… Todos estos elementos son necesarios, pero no suficientes para poder tener un futuro.
Un estudio presentado por Accenture en el World Economic Forum de 2019 nos señalaba la falta de confianza en el mundo digital por parte de la alta dirección, motivada esencialmente por las continuas brechas de seguridad y ataques que circulan por las redes. El único camino que nos puede llevar a mejorar dicha confianza tiene que ser soportado por la colaboración público-privada, junto con la construcción de ecosistemas de negocio seguros y resilientes.
La cadena de suministro es también parte de nuestra actividad. Asimismo, es esencial que en nuestras transacciones y comunicaciones la seguridad extremo a extremo y los datos generados estén en los niveles adecuados de seguridad. Además, y este factor será el más relevante, debemos construir productos seguros en lugar de implementar productos de seguridad que suplan sus potenciales vulnerabilidades. El diseño de productos y servicios que sean seguros dará lugar a certificaciones que nos harán más competitivos y consolidarán nuestras relaciones comerciales.
Centros estratégicos
En esta línea, Accenture viene invirtiendo de forma intensa en la puesta en marcha de centros estratégicos que conjuguen ambos elementos: transformación y disrupción de confianza. Un ejemplo muy cercano es la apertura, hace ya un año, de nuestro Centro de Industria X.0, Industria Inteligente y Cibersegura, en Zamudio (Bizkaia). Este centro está especializado en proyectos de digitalización de la industria, donde junto a servicios de seguridad OT/IoT, que aportan valor añadido a las soluciones a desarrollar, hemos incluido la puesta en marcha de nuestra Accenture Global OT Security Academy.
La formación y capacitación de profesionales en el ámbito de la seguridad industrial viene a cubrir una necesidad imperiosa para dar respuesta a las demandas del mercado, tanto a nivel interno como en proyectos globales. Además, aprovechando la puesta en marcha del centro, nuestros acuerdos en el ámbito de las universidades y centros de formación profesional en Euskadi ya han dado sus primeros profesionales. Esta iniciativa se une a las que hemos iniciado con otras comunidades autónomas como Madrid y Andalucía, mientras seguimos trabajando con el resto para generar los profesionales del futuro.
Y como punto fuerte adicional, la colaboración con start ups especializadas en este ámbito de la industria, junto al ecosistema de innovación que tenemos en España, componen líneas de acción que ayudan a acelerar los procesos de transformación y cambio de muchas de las empresas de nuestro panorama económico. Incrementar y mejorar el talento nos debe dar ventajas competitivas, e invertir en ciberseguridad hace tiempo que ha dejado de considerarse un gasto y supone una garantía de futuro.
Sin embargo, la velocidad de los cambios exige crear redes de colaboración que aporten las mejores soluciones para nuestras empresas y clientes. Somos una compañía global, con más de 500.000 empleados y varios centros de innovación alrededor del mundo. Y además de invertir en innovación y colaborar con las empresas más disruptivas, nuestro compromiso con nuestros clientes para ser sus socios en la economía digital nos ha llevado a hacer diferentes adquisiciones durante los últimos años, así como a monitorizar más de 200.000 start ups y a colaborar activamente con más de 2.500 de ellas.
En concreto, dentro del ámbito de la seguridad acabamos de anunciar la adquisición de la start up de ciberseguridad IT/OT Revolutionary Security, para añadir capacidades tanto en el mundo IT como OT con modelos de convergencia innovadores y disruptivos y un foco en sectores como energía, industria, salud, servicios financieros y comunicaciones. Con anterioridad, en marzo de este año, Accenture acordó adquirir Context Information Security, la última de una serie de operaciones de crecimiento estratégico en nuestras capacidades integrales de seguridad, incluidas las de los servicios de ciberseguridad de Symantec, Deja vu Security, iDefense, Maglan, Redcore, Arismore y FusionX.
Este esfuerzo inversor confirma el compromiso de Accenture Security para consolidar su liderazgo colaborando con sus clientes e innovando en soluciones avanzadas en ciberseguridad que garanticen un futuro de confianza en la nueva economía.
Innovación y tecnología
El último Informe Anual del Estado de la Ciberresiliencia realizado por Accenture en colaboración con el Instituto Ponemon, donde han participado más de 4.600 ejecutivos de seguridad de 16 países y 24 industrias diferentes, señala que las compañías líderes han conseguido mejorar la ciberseguridad invirtiendo en innovación y tecnologías avanzadas, con resultados que ayudan a mejorar la confianza digital. Para obtener esa posición de liderazgo será necesario invertir en la excelencia y velocidad operativa, donde los líderes dan prioridad a la agilidad de movimientos y trabajan intensamente en detectar con rapidez violaciones de seguridad. También será necesario responder en el menor tiempo posible y restablecer cuanto antes la normalidad de sus operaciones.
Las organizaciones que sacan más partido a sus inversiones en tecnologías de seguridad son cuatro veces mejores que el resto en la detección y contención de ataques, así como en la protección de más activos clave. Es importante también generar valor con nuevas inversiones en formación y colaboración. Las organizaciones que destacan en formación son dos veces mejores que el resto en la detección y eliminación de violaciones, además de defender un porcentaje mayor de su organización con su programa de ciberseguridad.
Por tanto, debemos tomar las riendas de este nuevo horizonte que se ha abierto ante nosotros, generando y aprovechando nuevas oportunidades donde las organizaciones más ciberrresilientes serán líderes.