En la era digital, la identidad y la reputación son dos términos tan similares que pueden llegar a intercambiarse. Aquí te explicamos las diferencias entre estos dos conceptos ciber en un contexto tan próximo que sus significados se solapan.
Identidad digital y reputación digital: Diferencias
Siendo ambas digitales, la identidad es información objetiva, mientras que la reputación es subjetiva.
- Identidad digital. Es la versión que aparece en Internet de nuestra identidad física. O presencial, como decimos ahora. Esta segunda personalidad la conforma el altísimo número de datos que vamos subiendo a la red: número de cuenta bancaria, fotos de nuestra casa, tiendas y productos favoritos, dirección de correo electrónico. Esta abundante información cibernética no forma un retrato coherente, porque aportamos pistas individuales cambiantes, dependiendo de la red social o plataforma. O sea, que no necesariamente coinciden los datos de un perfil de LinkedIn que de una cuenta de Twitter, o los de una compra de Amazon con los de una fundación cultural donde acudimos a ver exposiciones de arte.
- Reputación digital: Es el conjunto de opiniones o consideraciones que otros usuarios tienen de la existencia en línea de una persona o de una organización. Para establecer las diferencias puede afirmarse que la identidad digital es el conjunto de datos sobre una persona en Internet, tanto si estos datos los hace públicos el propio individuo o terceros. En cambio, la reputación digital es el conjunto de opiniones que sobre una persona tienen los otros basándose en esos datos.
Identidad vs. Reputación: 8 características
En un documento publicado en la web de la OCDE, se abordaba el desafío que afronta la identidad frente a la reputación en la era de la información, definiendo la identidad mediante estas 8 características que marcan las diferencias entre ambas:
1) Social. Conforme una persona despliega su personalidad en la Web, sobre todo en las redes sociales, su entorno digital le caracteriza y reconoce de forma efectiva.
2) Subjetiva. Tanto la percepción del “yo” como del “nosotros” se basan en la experiencia que personas diferentes van construyendo y que les permite reconocerse.
3) Valiosa. La actividad presencial y digital de un individuo o empresa produce un capital informacional que puede usarse para establecer relaciones sociales o comerciales y para tomar decisiones respecto a esa interacción.
4) Referencial. La identidad web no es una persona física ni un objeto material, sino una referencia a dicha persona física u objeto material. Lo mismo sucede con la reputación digital.
5) Mixta. Determinados datos los facilita el propio protagonista, pero otras informaciones sobre esa persona las elaboran terceros, sin la participación de dicho sujeto.
6) Arriesgada. La propagación de la información personal puede tener resultados en determinadas circunstancias. En otras ocasiones, es la restricción informativa lo que constituye una amenaza por sí misma.
7) Dinámica. La identidad digital está sujeta a cambios y modificaciones permanentes, que a su vez configuran la reputación. Ambas son de hecho como un torrente de datos en continuo movimiento. Es decir, todo lo contrario de un retrato tradicional.
8) Contextual. Dado que la divulgación de la información personal puede generar un impacto negativo —o resultar irrelevante— dependiendo del contexto, mantener identidades web diferenciadas entre sí, adaptadas a cada plataforma o red social, aporta una mayor protección.
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