¿Qué vio usted en la ciberseguridad para dedicarse a esta profesión y qué le aporta más allá de lo puramente profesional?
Realmente la ciberseguridad llegó a mí por necesidad. Mi trabajo diario me hizo tener que buscar eficaces medidas de protección ante las amenazas que crecían día a día según las tecnologías se iban integrando en los sistemas de información y telecomunicaciones de los cuales yo era responsable.
Personalmente me ha llevado a lograr uno de mis deseos de niña: el bienestar de las personas a través de la Medicina, carrera a la cual orienté siempre mis estudios previos a la universidad y que cambié en el último momento.
Hoy en día es mi vocación y mi pasión. Me ha permitido aunar las dos disciplinas que me fascinan, con el fin último de salvar vidas, porque la ciberseguridad, hoy en día, salva muchas vidas.
«Hay talento femenino y excelentes referentes en ciberseguridad, pero no están adecuadamente visibilizadas»
¿Cómo puede potenciarse la presencia de talento femenino en la ciberseguridad, siendo este además un sector con tanta necesidad de profesionales?
Con iniciativas como esta, dando visibilidad y cambiando el discurso: sí hay talento femenino y excelentes referentes en ciberseguridad; sin embargo, no están adecuadamente visibilizados.
¿Cuáles diría que son los grandes retos actuales en relación con la ciberseguridad de las organizaciones?
Concienciación, en primer lugar; formación, en segundo; y tercero, dotación de medidas tanto organizativas como técnicas para que esa concienciación y formación a empleados y terceros relacionados con cada organización sean eficientes.
Solo de esta manera, y cada uno aportando su granito de arena desde su ámbito de responsabilidad, se conseguirá cerrar el círculo que garantizará una óptima «gobernanza de la ciberseguridad» a la que todas las empresas deberían aspirar. En definitiva, tener actitud para conseguir aptitud en esta materia.